Por azar del destino, tras haber ido al barrio con la intención de tomar unas cañas en el Cangrejero -que se encontraba cerrado, por cierto- me topé con este bar archi-concurrido muy cerca.

En la calle del Limón 22, rodeado de otros establecimientos, de los que he tenido informaciones positivas, se encuentra este bar de barrio, donde puedes ver que hay gran parte del personal que se conoce de toda la vida y otros -como yo- que son nuevos o esporádicos.


Buen ambiente de barrio, pero también buena cerveza, buen vermut y buen vino. Buenas tapas.


Primero, unos boquerones en vinagre. Muy buenos.

Después una ración generosa de chorizo picante. Especial.

Una estación corta para este día que comenzó aparentemente trabado, pero que sirvió para conocer varios establecimientos interesantes.
La Taberna del Limón, la primera. Vale la pena.
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