Un giro en la historia del local. Éste fue una sala de cine X y hoy es un local donde se puede tomar uno una cerveza, escuchar música, sin necesidad de asistir a ninguna escena -digamos- «amorosa».

Al entrar la primera vez, debo reconocer que me recordó los ambientes oscuros del Berlín de la película «Yo Cristina F». Cierta sordidez en el trayecto del pasillo. Después, me parece una idea muy buena.

Una de las cosas que más me ha sorprendido (y no lo he fotografiado para que nadie se mosquease conmigo) es la disposición de los asientos en el centro de la sala: se mantienen como estuvieron en su época viciosilla: miran a una pantalla que -en su día- centraba la atención de los clientes.

Hoy, si bien es cierto que mucha gente la mira, el punto más importante del local no es la pantalla. Buena cerveza y muy buena música para pasar un buen rato.

Por lo que pude observar, aunque no ocurrió durante mi estancia allí, hay actuaciones musicales en directo.
Con los techos altos del antiguo cine, no tienes para nada la sensación de sitio cerrado. Todo lo contrario, un ambiente nada opresivo y muy luminoso. Aunque creo que en horario nocturno no será tanto.

Algunas de sus mugrientas paredes permanecen como antaño, claro, para dar un ambiente un poco especial.
Como sitio curioso y alternativo, recomiendo visitar. Está muy bien. El ambiente es divertido.
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