Esta ha sido una visita llena de nostalgia de mi tierra de origen. No tanto por lo taurino, sino más bien por lo gastronómico. No había vuelto a visitar el mesón del RCTM, quizás, desde hace más de una década.
Lo recordaba como un sitio donde podías tomar tapas tradicionales de Murcia. Y, en realidad eso es lo que quería simplemente y lo que hice, como inicio de una ruta nocturna en la que restaurar mi espíritu y mi estómago.

Es un local agradable, con una buena barra. Un salón interior, totalmente taurino, antesala del museo.



Está situado en el llamado Jardín del Salitre, en el centro de la ciudad. Tiene una agradable terraza donde puedes cenar al fresco. Buen servicio y buenos precios.

Una copita de fino para ir haciendo estómago mientras me traían las tapas deseadas.

De entrada, lo que allí se llama «patatas con ajo«. En realidad, hablamos de patatas asadas con alioli, que, en Murcia, coloquialmente se dice «ajo» (acortamiento por comodidad de «ajo y aceite«, equivalente al término valenciano «alioli» ampliamente extendido y adoptado en diferentes partes de España, incluida Murcia).

Como podéis observar en la fotografía, las patatas se cortan en rodajas y se rayan en líneas cuadriculadas. Después se les añade un chorro de aceite de oliva (virgen extra, claro) y pimienta negra en polvo.


Se asan hasta que están bien hechas y crujientes y se sirven con alioli. Normalmente, se comen con las manos directamente (cuando ya no queman).

La segunda tapa fueron «caballitos«, que es como se llama en Murcia a las gambas con gabardina. Pero, ojo, no son como en otros sitios. Son gambas rojas grandes y con un rebozado especial que (hoy por hoy) sólo lo encontrarás en Murcia. Pasa con esto como con otras recetas propias, si un bar no tiene buenos caballitos, es mejor que no tenga. Que ofrezca otra cosa, a riesgo de que los clientes se espanten y no vuelvan.

Como tapa fuerte final, un plato de michirones. Los michirones son uno de los platos más representativos y sabrosos de la gastronomía tradicional de Murcia. Este guiso contundente, elaborado a base de habas secas y embutidos, es un ejemplo perfecto de la cocina popular de aprovechamiento, con raíces humildes, pero un sabor inconfundible que ha perdurado generación tras generación.
El origen de los michirones se remonta a la cocina de la huerta murciana, donde era habitual preparar platos nutritivos y económicos con ingredientes de larga conservación. Las habas secas, fáciles de almacenar, y los embutidos curados de la matanza —como el chorizo, la panceta o el jamón— se convertían en la base de este guiso pensado para alimentar y reconfortar durante los meses fríos.
Con el paso del tiempo, los michirones pasaron de las mesas humildes a convertirse en un plato emblemático de la gastronomía regional murciana, presente en tabernas, bares de tapas y celebraciones populares.
La receta clásica de michirones incluye ingredientes sencillos pero llenos de sabor:
- Habas secas (rehidratadas previamente).
- Hueso de jamón o jamón curado en trozos.
- Chorizo.

- Panceta o tocino curado.

- Laurel.
- Pimentón dulce o picante.
- Ajo y guindillas secas.
- Sal y pimienta.
Estos ingredientes se cuecen lentamente hasta lograr un guiso espeso y sabroso, en el que las habas quedan tiernas y el caldo adquiere el gusto ahumado de los embutidos.
Los michirones se sirven calientes, en cazuelas de barro y, tradicionalmente, se consumen como tapa o ración para compartir en bares y peñas gastronómicas. Se suelen acompañar con pan crujiente, ideal para mojar en el caldo. Aunque es un plato calórico y contundente, se disfruta especialmente durante los meses de otoño e invierno. Y el otoño ya ha llegado (o está al caer).
Más allá de su valor culinario, los michirones son un símbolo de convivencia y tradición popular en Murcia. Es común encontrarlos en fiestas locales, ferias y reuniones de amigos o familiares, como muestra de hospitalidad y orgullo por la cocina regional.
A continuación, para los más taurinos, os dejo información sobre el Real Club Taurino de Murcia, institución que alberga y ampara este agradable mesón.
El Real Club Taurino de Murcia: guardián de la tradición y la cultura taurina
El es una de las instituciones taurinas más antiguas y emblemáticas de España, y un referente cultural para los aficionados a la tauromaquia tanto a nivel regional como nacional. Fundado en el año 1887, este club ha desempeñado un papel clave en la preservación, difusión y promoción de la tradición taurina en la región.

Historia y evolución
El Club Taurino nació con el propósito de reunir a los aficionados murcianos y fomentar actividades culturales y sociales en torno a la tauromaquia. Con el paso de los años, el club se consolidó como un espacio de encuentro para toreros, ganaderos, críticos taurinos y seguidores, convirtiéndose en una auténtica institución cultural.
En 1997, en reconocimiento a su larga trayectoria y relevancia, el club recibió el título de “Real”, pasando a denominarse oficialmente Real Club Taurino de Murcia.
Instalaciones y patrimonio cultural
El club cuenta con una sede histórica ubicada en el centro de Murcia, que alberga:
- Un museo taurino permanente, con trajes de luces, carteles antiguos, fotografías, capotes, banderillas y objetos personales de toreros célebres.
- Una biblioteca especializada, con una extensa colección de libros, revistas y documentos históricos sobre la tauromaquia.
- Salones para tertulias, conferencias y exposiciones relacionadas con el mundo del toro y la cultura murciana.
Estas instalaciones no solo sirven como lugar de reunión, sino también como un centro de divulgación del patrimonio taurino de la Región de Murcia.

Actividades y eventos
El Real Club Taurino de Murcia organiza a lo largo del año numerosas actividades culturales, sociales y educativas, entre ellas:
- Tertulias y charlas con figuras del mundo taurino.
- Exposiciones artísticas y fotográficas.
- Presentaciones de libros y publicaciones especializadas.
- Actividades para jóvenes y programas de fomento de la afición taurina.
Durante la , el club cobra especial protagonismo al organizar encuentros y actos paralelos a las corridas que se celebran en la .
Significado cultural
Más allá de su faceta lúdica, el Real Club Taurino de Murcia se considera un bastión de la memoria cultural de la tauromaquia en la región. Su labor ha permitido preservar y transmitir una parte esencial de la identidad murciana, manteniendo vivo el legado de generaciones de toreros y aficionados.
El Real Club Taurino de Murcia en el debate contemporáneo
En las últimas décadas, la ha pasado a estar en el centro de un intenso debate social y cultural. Mientras algunos sectores defienden su valor como manifestación artística y parte del patrimonio inmaterial de , otros cuestionan su continuidad por motivos éticos y de bienestar animal.
En este contexto, el Real Club Taurino de Murcia desempeña un papel activo como defensor de la tauromaquia y de su dimensión cultural e histórica. Entre sus principales aportaciones destacan:
- Fomento del diálogo y la divulgación: organiza conferencias, mesas redondas y publicaciones para explicar el trasfondo histórico, artístico y social de las corridas de toros.
- Promoción de la tauromaquia como patrimonio cultural: apoya iniciativas para el reconocimiento y la conservación de la tauromaquia como parte de la identidad cultural murciana y española.
- Impulso a las nuevas generaciones: promueve programas educativos y actividades para jóvenes aficionados, con el objetivo de garantizar la continuidad de la tradición taurina.
Al mismo tiempo, el club es consciente de que la tauromaquia afronta una transformación en la percepción pública, y por ello apuesta por un enfoque más cultural y didáctico, resaltando los valores históricos, artísticos y sociales asociados a esta tradición.
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