Bar Los Corrales en la calle del Doctor Castelo nº4 de Madrid.
En la calle del Doctor Castelo nº4 (¡cuántas cosas buenas nos da esta calle!) se alza de rojo el bar Los Corrales. Al entrar en la calle no pasa desapercibido. Tiene un rojo que te cita como si fueras un morlaco que busca el capote.
Este bar muy andaluz, muy español, te tienta con su buen aspecto, con su simpatía y seriedad en el servicio y con su calidad en el género.
Un tercio de Victoria y dos copas de manzanilla parecen banderillas para lo que vas a tener que faenar.
Acompañadas de unas patatas fritas de la casa muy doraditas y crujientes, nada aceitosas.
Croqueta de gambas al ajillo + croqueta de lomo de cerdo + croqueta de buey, en Los Corrales.
Tres juegos de tres croquetas para tres comensales difíciles de contentar con cosas normales o usuales. Una croqueta de gambas al ajillo, una croqueta de lomo y una de buey. Tres verdades diferentes que sólo abundaban en una cosa: ¿estará todo tan bueno como nosotras?
Mojama de atún en Los Corrales.
Detrás de ellas, una mojama sureña acompañada de almendras y aceite de oliva venía empujando para que nadie se crea que permanece. Buenísima y efímera.
Llegan unas copas (2) de Ribera del Duero y una de Cariñena para acompañar un plato de «carne mechá» acompañada de «saladitos» y «regañás» de lo mejor que me he comido. Una salsa ligera y escasa (no por poca estaba mal) sobre la «mechá«, pero olorosa, aromática de limón y pimienta, para hacer mejor algo difícilmente mejorable.
Varias rodajas de limón caribeño (para unos) o lima (para otros) actuaban de soporte y aromatizante para un exquisito tartar de atún rojo salvaje que de bueno, era pecaminoso. Sólo conozco un sitio en Madrid que hagan algo así (no sé si está cerrado), por bueno y por la forma de hacerlo.
Ha seguido una carrillada de cerdo en salsa, absolutamente memorable. La veías en el plato y pareciera que dijera o me comes tú o te como yo. Muy buena.
Por si nos pareciera poco, después llegó un brioche de rabo de toro. Pocas cosas que hagamos en España va a maridar mejor con una base francesa como esto. Estupendo.
Finalmente, una tarta de chocolate, buena. Pero, no al mismo nivel que todo lo demás.
El servicio, muy bueno. Un aplauso para el camarero responsable de la barra en el día de hoy.
El local está bien aprovechado. Tiene una barra doble, amplia, con espacio bien aprovechado y agradable. El local tiene varios rincones dentro y fuera que hacen íntima la estancia sin estar separado. Me gusta.
El precio, en torno a los 42€ por persona. Me parece adecuado.
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