
Aunque estén lejos del cielo, también los restaurantes de carretera tienen interés. Especialmente si el viaje te obliga a para a comer o a cenar (bueno, también a desayunar, aunque yo no sea muy proclive a ello).
Al final vas del cielo o vuelves al cielo. Porque -que nadie se olvide- el cielo está en Madrid.
Y sí. Éste fue el punto de mi reciente viaje en el que noté el gusanillo y me dije: aquí y ahora.

Un buen aparcamiento, muy amplio. Con sombra, algo que se agradece muchísimo en estas fechas calurosas, evitando que, cuando vuelvas al coche esté más caliente que la parrilla del restaurante.

Un edificio moderno que combina una agradable terraza (si tienes el valor de estar sin aire acondicionado) y un interior moderno, cómodo, amplio y bien organizado. Parece un buen restaurante de autopista.

Aseos limpios, espacios amplios, una tienda con todo lo típico que se compra cuando paras a comer o descansar y un restaurante especializado en carne a la parrilla.

Tras dar una vuelta de inspección por todo el establecimiento, me voy a la parrilla y pido un entrecot acompañado de unas patatas fritas cortadas en forma de teja.

El sabor del entrecot, simplemente, maravilloso. El sabor de las brasas en una carne al punto, pero perfectamente caliente ya es motivo suficiente para parar.

Las patatas estaban tan ricas como el entrecot.
Pero se me olvidaba: empecé con un plato generoso de gazpacho. Muy bueno, aunque sospecho que era industrial.

Y, para terminar, una tarta de chocolate. Un error. Además de ser industrial, estaba sequísima. Yo quería endulzarme un poco con el chocolate y estaba incomible. Totalmente desaconsejable.

Por lo demás, sí vale la pena parar en este sitio para hacer una comida ligera y gustosa a buen precio. Unos 25€ por persona.
La Vianda Parrillada se encuentra en un área de servicio de la A-3 a la altura de Castillejo de Iniesta, provincia de Cuenca.
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