Visitado como bar, este establecimiento es también restaurante. Desde ese punto de vista lo visitaremos en otra ocasión, puesto que como bar nos ha dejado bastante satisfechos.

Este bar es hermano de La Gaditana de la calle del doctor Castelo. La línea de trabajo, esto es, la oferta es semejante. Y, desde luego, no desmerece en absoluto.
Como cabe esperar -conociendo ya la otra Gaditana– está lleno hasta el límite. Con gente esperando para conseguir un hueco en la zona de barra. En el restaurante, si no tienes reserva, te puedes olvidar. Y, no lo digo solo por esta ocasión. Hemos estado en diversas ocasiones y siempre está así: lleno total.

Vayamos por partes. Una de las cosas que les pides a los buenos bares es que tenga una buena carta de vinos y que tiren bien la cerveza. Y las dos cosas ocurren en este bar. Tiran la cerveza de maravilla y tienen una buena carta de vinos, bastante variada y, como hay mucha rotación. Es bastante difícil que te encuentres una botella mal o una copa de una botella abierta hace tiempo. Nada más lejos.
Mientras esperamos, junto con los «dobles» de cerveza, nos han traído un plato de arroz meloso bastante agradable.

Empezamos con unas croquetas de carabinero. Muy buenas, muy suaves. Demasiado -diría yo- porque lo que esperas de la palabra «carabinero» es intensidad de sabor.

Pero, muy bien. El rebozado crujiente y la bechamel o el relleno -como queramos- jugoso, pero no líquido. Sabroso, pero no húmedo.

Le han seguido unos chopitos superiores. Jugosos por dentro y crujientes por fuera. Perfectos.

A continuación, un plato de cazón en adobo. De los mejores. Hay ya muchos establecimientos en Madrid que ofrecen un cazón en adobo de alta calidad.

El de La Gaditana de la calle Fuente del Berro podemos considerarlo de los superiores. Muy jugoso, muy tierno, con un muy crujiente rebozado y un adobo suave, muy agradable al paladar.
Pero, si hay algo que no se puede dejar de lado en La Gaditana de la c. de Fuente del Berro es el jamón ibérico. De bellota 100% ibérico en este caso. Una maravilla que puedes disfrutar si pides que te lo corten en el momento. En esto tengo que hacer una pequeña crítica: si no lo pides así, te sirven un plato cortado ya antes, algo que hacen porque, a veces, hay tal cantidad de clientes que les supone un problema cortarlo. Pero, la diferencia es mucha cuando te ponen un jamón de tanta calidad. Si te lo comes pre-cortado está seco y ha perdido gran parte de su aroma.

Así que así lo hicimos: una maravilla. Cortadito fino, sudando y exhibiendo un insuperable aroma. Tan bueno que pedimos un segundo plato.

Te lo acompañan de tomate triturado y pan tostado en rebanadas. Yo he pedido aceite de oliva virgen extra porque con el ibérico de bellota creo que es mejor el aceite de oliva virgen extra solamente y en poca cantidad en el pan.

Entre plato y plato de jamón y para no aburrirnos mientras cortan el segundo plato, hemos pedido unos cortes de queso manchego curado en aceite. Tan sumamente bueno que podrían darlo de tratamiento para muchas enfermedades, tanto del cuerpo como de la mente.

En conjunto, con las bebidas, hemos salido a 65€ por persona. No lo considero caro, teniendo en cuenta lo que hemos tomado de jamón y de vino de Ribera del Duero.
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