Garopaba, Santa Catarina, Brasil. El paraíso.

Experiencia personal Garopaba es el segundo destino nuestro en este viaje, después de llegar a Florianópolis y pasar unos días (7). El motivo primero de dirigirnos a Garopaba es reunirnos…...

Experiencia personal

Garopaba es el segundo destino nuestro en este viaje, después de llegar a Florianópolis y pasar unos días (7).

El motivo primero de dirigirnos a Garopaba es reunirnos con una pareja de amigos afincados en España. Matrimonio compuesto de español y brasileña que durante muchos años vivieron en Brasil y, ahora,  pasan sus vacaciones viendo a la familia de ella y disfrutando de este bello país.

La idea es pasar unos días juntos y que nos informen in situ de muchas de las cosas de este país que, como turista, rara vez vas a poder conocer.

Cuando aparece a recogernos al hotel en Florianópolis,  lo hace con otro amigo portugués afincado en  São Paulo, propietario de un restaurante italiano en la capital económica del país.

Nos cuenta que vamos a estar en un apartamento adyacente a su casa (vaya desde aquí el más sincero agradecimiento por todo y un fuerte abrazo a los dos y a sus hijos, que son gente encantadora) y, que se ha reunido un grupo muy heterogéneo. Algo que para nosotros es estupendo: nos va a servir para tomar contacto directo con personas de muy diversa procedencia dentro de Brasil.

Pero bueno, volviendo al título del post, cuando nos montamos en el coche (un volkswagen Gol, que no Golf) empieza un viaje alucinante.

Los paisajes son sobrecogedores por la belleza. Lo cierto es que es una zona montañosa al borde del mar con interminables praderas sembradas de vacas por doquier. Llueve continuamente y no es posible hacer fotografías del trayecto, pero os puedo asegurar que no he visto algo igual.

Las  montañas están cubiertas de vegetación (que ellos llaman mato o mata, según quien hable) que realmente es  selvática sub-tropical e impenetrable. Cuando pasas junto al borde donde se inicia, no puedes ver nada dentro, es como un muro verde.

En medio de todo eso, cruza una carretera infame y, de la que dicen que es la más peligrosa de Brasil, la carretera de la muerte. Lo cierto es que es prácticamente imposible conducir. Esta todo el trayecto en obras desde hace tiempo, hay gigantescos baches y socavones no señalizados donde se podría esconder un perro pastor alemán.

La ruta hacia el paraíso está llena de trampas, que nuestro experto conductor portugués sortea hábilmente para poder volver a la tranquilidad de Garopaba, de donde le habíamos sacado.

Ya hemos llegado.  Parecía imposible llegar, pero sí. Hemos tardado en hacer un viaje de unos 110km casi dos horas y media. Cargados con cuatro maletas grandes y totalmente baqueteados del trayecto. Pero valía la pena.

Justo antes de llegar, hablamos por teléfono con un familiar que tambien pasa temporadas en España y temporadas en Brasil. Me dice  que vamos a una de las zonas más bonitas que conoce. No le faltaba razón.

Esto que tenéis a continuación es lo que nos encontramos al atardecer.

La que se ve en el centro de la foto es la casa donde estábamos hospedados. Más abajo a la izquierda, un chiringuito de playa. La tarjeta de presentación de la zona.

Hay que tener en cuenta que aquí es pleno verano y la gente está de vacaciones.

No pude resistir la tentación. Cuando descargamos las maletas y conocimos a todo el grupo, baje a la playa a ver y tomar fotos.

Garopaba está en el fondo de una bahía rodeada de montañas, con una densísima vegetación. La línea de costa presenta multitud de pequeñas calas y playas arenosas limitadas por el eterno verde de Brasil. Como en la que nos encontramos nosotros.

A pesar de que estamos en pleno verano y que, además, todo el mundo comenta que ha habido una gran afluencia de veraneantes, no encuentras en ninguna playa ni en el pueblo ninguna aglomeración. Ni de personas ni de vehículos.

Garopaba es una población de entre 10.000 y 15.000 habitantes con un núcleo urbano pequeño, de casas bajas y dedicado al turismo. Especialmente al surf. Está considerado uno de los mejores puntos para esta actividad del mundo y, especialmente, de Brasil.

Como podéis apreciar en las fotografías, todo es un gran jardín natural. El césped es de origen natural y los habitantes a penas le prestan cuidados.

En general, podemos observar que los brasileños tienen una conciencia clara de la preservación del entorno. Y las normas, aunque puedan parecer chocantes en algún caso, tienen su explicación.

Por ejemplo, el chiringuito. Tiene lavabo, del cual se recoge el agua y no se vierte en el riachuelo del lateral, ni al mar. No tiene aseo. Pero, no es una deficiencia, es por normativa.

El ambiente de estos rincones es familiar y el chiringuito se nutre de los clientes que generan las viviendas colindantes. Así que, cuando necesitas ir al aseo, o eres de la zona -y lo tienes en tu casa- o te buscas un amigo. Es decir la playa y el chiringuito no se llenan de gente tipo dominguero.

Hay otras playas donde te encuentras establecimientos de restauración más grandes con sus servicios y están obligados a depurar antes de verter a la red de alcantarillado.

Información general

Garopaba, Santa Catarina: un paraíso costero en Brasil.

Panorámica de Garopaba. Foto de Vilmar.

Garopaba, ubicada en el estado de Santa Catarina, Brasil, es una encantadora ciudad costera que combina paisajes impresionantes, cultura vibrante y una rica historia. Este destino ha ganado fama como uno de los principales puntos turísticos de la región sur de Brasil, atrayendo a visitantes en busca de playas paradisíacas, actividades al aire libre y una atmósfera relajada.

Un Poco de Historia

Originalmente habitada por indígenas y, posteriormente, colonizada por los portugueses en el siglo XVIII, Garopaba tiene un pasado ligado a la pesca artesanal, y, especialmente, la caza de ballenas, una actividad que marcó el desarrollo de la región. Hoy, la ciudad conserva vestigios de este período en su arquitectura colonial y tradiciones locales.

Tradición pesquera en Garopaba. Foto de Vilmar.

Playas de Ensueño

Garopaba. Foto de Vilmar.

Garopaba es conocida principalmente por sus hermosas playas, que satisfacen tanto a quienes buscan tranquilidad como a los amantes del surf. Entre las más destacadas se encuentran:

Praia da Rosa: reconocida internacionalmente, es un paraíso para surfistas y amantes de la naturaleza. Su paisaje está rodeado de colinas verdes y es hogar de ballenas francas australes durante su temporada de migración (entre julio y noviembre).

Praia Ferrugem: esta playa es famosa por sus olas fuertes y constantes, lo que la convierte en un punto de referencia para surfistas. Además, tiene un ambiente juvenil y animado, con bares y fiestas al aire libre que se extienden hasta altas horas de la noche. A pesar de su vibrante vida nocturna, la playa Ferrugem también cuenta con áreas más tranquilas.

Praia de Garopaba: es la playa más céntrica y urbana, ideal para familias y quienes buscan comodidad y acceso a servicios. Con un ambiente tranquilo, esta playa es perfecta para nadar, pasear en la orilla y disfrutar del paisaje.

Praia de Silveira: considerada una de las mejores playas para el surf en Brasil, la playa de Silveira es un destino menos concurrido y más rústico. Rodeada por acantilados y vegetación, ofrece un paisaje impresionante y un ambiente pacífico.

Praia de Gamboa: es una joya escondida de Garopaba que combina paisajes paradisíacos con un ambiente auténtico y tranquilo. Es el lugar perfecto para quienes desean alejarse de las multitudes y disfrutar de la naturaleza en su máxima expresión.

Garopaba. Foto de Vilmar.

Praia de Barra: lo que distingue a la Praia da Barra es su conexión con la Laguna de Garopaba. La transición entre las aguas tranquilas de la laguna y las olas del océano permite que cada visitante elija cómo disfrutar. Las aguas poco profundas de la laguna son ideales para niños y familias, ya que ofrecen un entorno seguro. Muchas familias y parejas eligen Praia da Barra para un día de relajación, llevando sombrillas, sillas y picnic. El ambiente tranquilo permite disfrutar del paisaje.

Praia da Rosa: Un rincón escondido al que solo se puede acceder a pie o en barco, lo que la convierte en una playa prácticamente virgen. Es ideal para quienes buscan una desconexión total y un paisaje único.

Consejo a visitantes

Garopaba. Foto de Vilmar.

Cada playa tiene algo único que ofrecer. Si eres amante del surf, no puedes perderte la Praia da Silveira o Ferrugem. Si prefieres tranquilidad y conexión con la naturaleza, Praia Vermelha y Praia da Gamboa serán tus favoritas. Y para disfrutar de comodidades y vida social, Praia de Garopaba y Praia da Rosa.

Lleven siempre repelente de insectos.

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