Cuando escucho hablar de este sitio, de este bar, siempre escucho lo mismo: la cerveza mejor tirada de Madrid, pero el propietario es poco amable.

Llevo visitando este establecimiento desde hace unos 40 años aproximadamente, de forma periódica, no continua. Pero, creo que es tiempo suficiente para poder dar una opinión, cuando menos, bastante próxima a la realidad.

Hay dos cosas que en este periodo de tiempo no han cambiado: la cerveza es, ciertamente, la mejor tirada de Madrid y el dueño es una persona educadísima, hasta el punto de que su parquedad a algunas personas les parece antipatía. A mí no. Es un caballero a la antigua usanza y su tono -a veces- irónico jamás busca molestar a nadie.
Siento un profundo respeto por este señor que siempre he observado como aséptico en la expresión (no se mete con nadie), ocurrente en ocasiones y, sin duda ninguna, admirable como profesional.

Este bar (que algunos, poco acertados, denominan restaurante) comenzó su actividad en 1937. Así que lleva tirando cerveza con prestigio más de dos veces el periodo que yo lo conozco.
Pero, además hay otras cosas reseñables aquí. Tiene una larga tradición en ofrecer productos enlatados de altísima calidad. Una calidad que he intentado en múltiples ocasiones localizar en tiendas especializadas de delicatessen y no he conseguido. Digamos que -usando términos actuales- se trata de una gran «latería«.

En nuestra visita hemos tomado unos berberechos y unas navajas al natural, simplemente insuperables. Ya las había tomado en otras ocasiones e, incluso he comprado las latas en el propio bar. Me las he llevado para ir a comprar una lata igual en tienda. Y, para mi sorpresa, la lata idéntica, la caja idéntica, pero las navajas, aun siendo de una altísima calidad, no eran iguales. Eran inferiores a las del Cangrejero.

Durante el tiempo que permanecimos en el bar siempre estuvimos acompañados de cerveza de grifo, tirada como no la tira nadie ya. Se mantiene fresca todo el tiempo, aunque pase media hora. Sea por lo que sea.

Pero, no es lo único. Tiene una reducida oferta de marisco fresco, pero, del mismo modo, de la más alta calidad. Hemos tomado un plato de camarones de las rías gallegas impresionantes. Llenos de huevas, muy grandes, muy gordos y muy bien cocidos. Un verdadero placer.

Y hemos tomado los que son, posiblemente, los mejores boquerones en vinagre de Madrid. No serán -seguramente- los únicos con esa calidad que haya en la ciudad, porque este producto lo hacen bien muchas personas, pero se me antoja que no habrá muchos mejores.
En resumen, recomiendo a quien le gusten los bares de verdad que visiten este templo del sabor y del saber con la mente y el bolsillo abiertos, porque -por desgracia- no hay herederos que se hagan cargo del negocio en un futuro.
El Cangrejero está situado en la calle Amaniel 25, distrito Centro, Madrid.
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