Con motivo de las fiestas locales, hemos pasado un par de días en este agradable lugar junto a amigos que disponen de residencia y conocen muy bien todo lo que pasa en este pueblo desde hace más de dos décadas. Es decir, gente bien informada.
Así que hemos seguido el ritmo e itinerario que nos han marcado. Al ser fiestas, muchos de los restaurantes de más renombre han cerrado. Se han tomado sus merecidas (supongo) vacaciones. Pero han quedado algunos que no desmerecen y, además, hay muchos bares que merecen la pena.
La verdad es que la oferta es muy variada y de gran calidad en general.
Nuestra primera parada ha sido en La Vinoteca que hay en la calleja del Potro, junto a las escaleras de la esquina con la calle La Herrería. Hemos podido probar una cerveza que se llama La Salve, muy rica, por cierto.

Nos han acompañado unas tapas muy ricas. La primera unos taquitos de queso mezclados con pepinillos en vinagre y un chorrito de aceite. Muy buenos.

Después hemos degustado unas gildas. La mitad, unas gildas tradicionales con anchoas de Santoña. La otra mitad gildas con arenques. Ambas exquisitas. No creo que se puedan hacer mejor y, en particular, las de arenque han sido una sorpresa muy agradable.
Después hemos seguido hacia el callejón del Portón (un restaurante archinocido en Guadarrama), realmente la calle del Colmenar, donde estaba la mayor parte de la gente tomando cervezas. Donde fueres haz lo que vieres.
Y resolvimos ir a comer decentemente en otro lugar: el restaurante La Montaña, en la calle Alfonso Senra.

Un lugar con un poco de tranquilidad en medio de la vorágine festiva de este pueblo. Os lo recomiendo. Hemos comido a base de platos ligeros, como el cazón en adobo, sepia a la plancha… Muy buenos.

Y, acabamos con un entrecot maravilloso.
Os recomiendo también que visitéis el restaurante La Chimenea. Hacen en este restaurante unas de las más afamadas y reconocidas croquetas de la sierra de Madrid. Está en la calle de la Sierra nº20.
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