Si ya de por sí la gastronomía marroquí es un gran contraste, si nos ceñimos a Fez, es quizás la ciudad con una mejor gastronomía del país, la más auténtica y, posiblemente, la mejor elaborada.

Una de nuestras experiencias viene de la mano de nuestro guía oficial contratado. He de decir que el edificio dedicado exclusivamente a restaurante es increíblemente bonito. Una maravilla de palacio donde reamente sólo esperas que te pongan buenos platos y que te den una cuenta alta. Se trata del Restaurant Palais de la Medina.

A continuación podéis ver los salones de los que dispone el restaurante, con poca afluencia en ese momento. Los pisos superiores también tienen salones y hay una terraza panorámica a los tejados de Fez que, en ese momento, no se podía acceder.


Por un motivo que no acierto a entender, las fotografías de los platos no han aparecido. Pero si puedo decir que hemos comido lo siguiente: pollo con almendras (excelente pollo en salsa con almendras picadas y fritas), cuscús royal (el más fino y delicado cuscús que he comido en Marruecos o España), tajine de kefta (albóndigas en salsa, en este caso de carne de dromedario) y pastela (o pastillá) de pollo. Posiblemente la mejor de Marruecos y, ciertamente, la mejor que me he comido nunca (y he comido muchas).

Además, este restaurante tiene licencia para servir alcohol, con lo que nos hemos bebido unas cuantas cervezas (de marca marroquí Casablanca, que está muy buena), por si acaso.

Otra de nuestras experiencia culinarias ha sido en el propio riad de Omar, donde nos ha preparado una cena con platos típicos de la gastronomía fesí por una cocinera, al estilo casero, que paso a comentaros y mostraros (ésta si están).

Una sopa harira, muy buena, pero, en mi caso, no estaba para tomar sopa con la temperatura que hacía.

Un kefta de camello (dromedario), también en salsa, pero, reconozco que éste estaba mucho mejor que el del restaurante. La traducción de kefta creo que es simplemente albóndiga. Al menos todos los keftas llevan albóndigas. Y, como dice un amigo, las albóndigas hasta las malas apetecen.

En medio de todo esto, una ensalada marroquí fresquita que se agradece un montón. Hecha con tomate picado, cebolla también picada, un poco (muy poco) de pepino y algunas especias. Hace prácticamente el efecto de un gazpacho andaluz que trituras tú en la boca.

Otras sorpresa es el picadillo que hacen con berenjena asada y limpia de piel y vinzas que mezclan con un dulce parecido al pestiño.

Después dos platos estrella de Fez: pollo en salsa con aceitunas y limón y pollo en salsa con ciruelas pasas. Riquísimos los dos.


Finalmente -como no podía faltar- un tajine con cuscús, patatas, alpicoces, dátiles y otras cosas que desconozco pero muy buenas.

Y aunque hemos estado en otros restaurantes, alguno de ellos muy bueno, os voy a relatar otra experiencia de comida callejera.

Cerca de nuestro riad, en una calle de la medina, observábamos al pasar que siempre había mucha gente en un `puesto de comida. Un puesto con una apariencia nada apetecible. Pero, claro, como vas a estar en un sitio como éste y no vas probar algo que les gusta tanto a la gente del lugar.

Esta es la vista desde la mesa del puesto. La mesa del puesto no os la enseño…
Pues bien, en este puestucho asquerosillo hacen brochetas de carne a la brasa (lo que son pinchitos morunos de toda la vida) que después te los mete en un mollete de pan pita junto con tomate y cebolla picados y mucho picante.

Una pasada. Con uno cenas de sobra y sensaciones no te van a faltar, sobre todo si te sientas en alguno de los cinco asientos que tiene. Mirando a la calle, en la calle, observando a los que pasan. Es de lo más entretenido.
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