En la calle Santa Ana nº5, una paralela (más o menos) a la Ribera de Curtidores, es decir, pleno Rastro, se sitúa esta peculiar churrería.
Local viejo y descuidado. No lo limpio que sería deseable. No te invita a quedarte. Lo cual da exactamente igual, porque no es un local para tomarte los churritos en plan tranquilo. No por nada. Es sólo que no hay sitio y mantienen un cartel (de la época de la pandemia supongo) que te dice que sólo se admite una persona de aforo.
Ahora bien, ves a gente entrar y salir de forma más o menos continuada. En seguida piensas que eso es por algo. Algo que se llama churros y porras.
De los sitios en los que he probado los churros y las porras, de momento, éste tiene, junto con Mayoma y el puesto de Alcampo de Pío XII los mejores churros.
Calientes, dorados y crujientes. Perfectos, simplemente perfectos. Así que coges tus churros, tus porras y el chocolate y huyes de allí. Después, por la calle, vas disfrutando de lo que llevas en la bolsa de papel.
Así que las porras excelentes. Los churros también. Sólo el chocolate desdice de los otros dos manjares. Me parece muy flojo.
El local -al final- da un poco igual porque no lo puntuamos y el servicio es rápido. Aunque siempre es más agradable poder tomarte los churros en el sitio.
Si vas al Rastro temprano, no es un mal plan acercarte a por unos churros a la churrería Santa Ana. Pasearás con mejor cuerpo.
Porras: 10. Churros: 10. Chocolate: 5. Servicio: 8. Precio: 9.
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