Un buen amigo tuvo a bien proponer hacer una comida de amigos, por eso de la cercanía a la Navidad. El lo organizó y lo ejecutó. Nos invitó a comer en el Cebreros, un bar-restaurante pequeñito en el estupendo Mercado de la Paz. Comida de mercado.
El plato fuerte de la comida ha sido un arroz caldoso con bogavante. Yo, como mediterráneo que soy, soy más de arroces melosos que caldosos, aunque reconozco que el caldero de Murcia (Mar Menor) es casi caldoso.

En cierto sentido, se parecía un poco al caldero. Sabor potente y fino. Yo decidí ir por mis costumbres y pedí un mortero de alioli que amablemente me sirvieron (estaba bueno y bien hecho, a mano) y lo mezclé con el arroz después de haberle quitado (comido) una buena parte. La idea era rebajarlo de líquido hasta que estuviera como el caldero murciano y entonces aplicarle el alioli. Los compañeros de mesa -castellanos y un andaluz- estaban sorprendidos por la mezcla, pero, realmente el sorprendido era yo: inicialmente el arroz se parecía a una caldereta de marisco a la que se le ha añadido arroz. Una caldereta de marisco hecha sólo con bogavante.

En cualquier caso, el guiso estaba muy bueno de sabor. El arroz estaba bien hecho y sin pasarse, lo cual es de agradecer.

Lo acompañaron de una generosa y clásica ensalada de tomate, atún, cebolla, lechuga y espárragos.
En resumen, aunque para mí ese arroz lo puedo percibir como exótico, me gustó mucho.
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