Una excursión que en otro tiempo hice muchas veces y en la que ahora me he llevado una sorpresa.

Si sales de Murcia, te diriges hacia Caravaca hasta que veas la indicación de salida a La Copa. Cuando llegas a La Copa, una pequeña localidad que debes atravesar en dirección al Chaparral, atravesando una rambla por camino de tierra. Cuando veas que a tu derecha sale un camino de tierra también que va en dirección a Gilico, debes tomarlo y seguir unos kilómetros hasta llegar a un caserío que queda a tu izquierda. Debes tomar ese camino a la izquierda que bordea el caserío.

A unos pocos cientos de metros veras una curiosa finca de almendros triangular, que debes bordear para, finalmente, llegar al paraje donde se encontraba la antigua Mina San Antonio. Y esa es la sorpresa: cuando llegué, me encontré con varias máquinas para movimientos de tierras que habían destruido lo que era un paraje con más de cien años desde que la mina se cerró y abandonó. Ya no queda nada. Es una pena. Pero, parece ser que las autoridades han decidido que era una zona peligrosa, muy frecuentada por senderistas y excursionistas. Pero que, ahora ha perdido aquel encanto del misterio de la mina abandonada.

Lo único que quedaba de la antigua mina San Antonio (no creo que siga existiendo).

Lo cierto es que para los amantes de la mineralogía tenía bastante interés porque era relativamente fácil encontrar bonitas piezas de granate, normalmente incrustadas en un de las calcitas más blancas que pudieras encontrar. También había (recuerdo) un yacimiento, cerca de la bocamina, de prehnitas esféricas que ahora, con todo el movimiento de tierras realizado me ha sido imposible localizar. Como tampoco he podido localizar una vaguada que estaba repleta de cristales pequeños de cuarzo, incluidos los preciosos jacintos de Compostela.

De todas formas, dejando a un lado el asunto de la mina, lo que sí es cierto es que el paisaje es muy bonito. Te encuentras zonas que parecen la Toscana. Verdes, con gran cantidad de arbolado frutal y con muchas viñas.

Otras zonas son de bosque mediterráneo, frondoso o en crecimiento por la repoblación forestal que se hizo hace décadas.

Mucho matorral y fincas de almendros. Un paisaje precioso, típicamente mediterráneo, aunque con un clima más bien continental: mucho calor en verano y mucho frío en invierno.

Y, aunque dicen que es zona de mucho excursionista, lo cierto es que las veces que he ido yo, nunca me he encontrado con nadie, durante años. O sea, una tranquilidad increíble, sólo perturbada ahora mientras estaban las máquinas moviendo tierras.
Después de esta sorpresa, decidimos irnos y seguir nuestra excursión en dirección a Gilico, que os contamos en otro post.
0 comentarios