Iglesia de San Antonio de los Alemanes, Madrid.

De cuando en cuando uno se topa con una joya arquitectónica y artística como ésta. No olvidemos que el cielo está en Madrid. Así que al volver de una esquina…...

De cuando en cuando uno se topa con una joya arquitectónica y artística como ésta. No olvidemos que el cielo está en Madrid. Así que al volver de una esquina te encuentras con algo sorprendente, un pedacito de cielo. Uno de los muchos que hay en esta ciudad.

Esta iglesia del siglo XVII se llamó inicialmente San Antonio de los Portugueses. Pero en 1668, con la definitiva independencia de Portugal, paso a depender de la Cámara de Castilla y a adscribirse a la guardia católica alemana de la reina Mariana de Neoburgo, segunda esposa de Carlos II.

Por lo que pasó a llamarse San Antonio de los Alemanes, como la conocemos hoy.

Está situada en la esquina de las calles Puebla y Corredera Baja de San Pablo.

Se construyó con materiales baratos: ladrillos y yeso principalmente. Por eso su exterior es sobrio y nada aparente. Pero dentro esconde un tesoro. Es una de las pocas iglesias de España con una planta y una cúpula elípticas.

Pero después de muchas vueltas, la información mejor publicada veo que es de Wikipedia, así que os dejo una parte de ella aquí debajo y más abajo una galería de fotos, eso sí, propias.

La arquitectura de San Antonio de los Alemanes.

«En la línea de gran parte de las iglesias barrocas madrileñas, es de pequeñas dimensiones. No obstante, este hecho no le resta espectacularidad al edificio, ya que se ve compensado por la gran cúpula elipsoidal que lo cubre y la unidad de ésta con las paredes, a lo que hay que sumar una decoración pictórica epidérmica, que cubre toda la superficie interior del edificio. El rasgo característico de esta edificación es su planta en forma de elipse y su estructuración en una nave única, que crea un espacio homogéneo y envolvente. Más allá del de la iglesia encontramos dos espacios anejos. En primer lugar, el Hospital de la Hermandad (primero de los portugueses, luego alemanes y por último del Refugio) edificación de planta triangular y dos plantas cuyos muros parten de la iglesia y vienen a coincidir con el triángulo definido por las calles Puebla, Ballesta y Corredera baja de San Pablo. En segundo lugar, bajo el templo se encuentra una pequeña cripta de ladrillo visto en forma de bóveda de cañón rebajado, con un pequeño altar en la cabecera y nichos en el lado opuesto. En ella se enterraban los enfermos que así lo deseaban; por otra parte, sobresalen los enterramientos de las infantas de Castilla de los siglos XIII y XIV doña Berenguela y doña Constanza, trasladadas desde Santo Domingo el Real en 1869 cuando este monasterio fue demolido​.
En cuanto a los materiales empleados en el interior, destacan los distintos tipos de mármoles: grises y blancos en el suelo y verdes y marrones en los arcos de las capillas y la entrada.
El exterior del edificio contrasta en su sencillez con el abigarrado interior: paredes rectas de los materiales típicos en la arquitectura madrileña ladrillo visto rosado para los paramentos y sillería de granitos y calizas (procedentes de la sierra madrileña) en zócalos, dinteles, puertas y ventanas; exterior de la cúpula de forma octogonal y con tejado y chapitel de pizarra negra (típica del Madrid de los siglos XVI y XVII). Una de sus curiosidades, similar a otras iglesias madrileñas, es que presenta un chapitel en forma octogonal al exterior. Estos chapiteles, son en verdad cúpulas, las llamadas cúpulas encamonadas, elaboradas con materiales ligeros como madera o yeso. Normalmente no se trasdosan al exterior, sino que se cubren con chapiteles del tipo que comentamos. Cuestiones económicas motivaron la aparición de esta peculiar forma arquitectónica, ya que las dificultades que atravesó España durante el siglo XVII no permitían gastos excesivos. Sin embargo, la fórmula no renunciaba a la vistosidad, puesto que el interior podía ir decorado, a veces de modo fastuoso como sucede en este templo. A pesar de estar en pleno Barroco (que se aprecia sin tapujos en el interior), el diseño exterior mantuvo a grandes rasgos las características herrerianas de sobriedad, «serenidad estructural»​, proporción y representación lineal (marcada por las líneas de imposta), ya definidas en el siglo XVI al calor de las ideas arquitectónicas renacentistas.  En cualquier caso, sobresale la puerta de entrada al templo, coronada por una escultura pétrea de San Antonio de Padua con el niño Jesús en brazos, de Pereira.
Por último, cabe destacar la presencia de varios elementos de mobiliario antiguo y trabajos en madera: el púlpito, los confesionarios y la decoración de madera en el arco de acceso, realizados por el carpintero Francisco Javier Ugena y decorados por el dorador Manuel de Blas por encargo del Marqués de Alcañices en 1780.»

Fuente: wikipedia

El interior de San Antonio de los Alemanes.

«El interior de la iglesia es un perfecto ejemplo de ilusionismo barroco, en el que la pintura al fresco se une a la arquitectura y las esculturas de los retablos para crear un efecto de lujo, movimiento y colorido.
Los frescos son sin duda el elemento más llamativo, y cubren todas las paredes desde el techo hasta el suelo. Las pinturas del centro de la cúpula narran la Apoteosis de San Antonio, con el santo portugués ascendiendo al cielo rodeado de ángeles. Esta parte de la obra fue realizada por Juan Carreño de Miranda y se sitúa encima de una rica arquitectura fingida a modo de basamento o tambor, obra de Francisco Rizi, con columnas salomónicas y frontones acaracolados. Rizi también pintó los santos portugueses localizados en el primer anillo de la cúpula.
Las pinturas murales que cubren toda la superficie de la iglesia, desde la bóveda al suelo, son más tardías que la estructura arquitectónica. Durante casi treinta años el edificio permaneció sin más decoración interior que algunas molduras; no sería hasta la segunda mitad del siglo xvii, ya con un Barroco muy desarrollado, que se diera inicio a la obra pictórica. Los proyectos originales de la decoración (fig.3) son de Agostino Mitelli (1609-1660) y Angelo Michele Colonna (1604-1687), pintores italianos recomendados a Felipe IV por Velázquez . Sin embargo, Mittelli fallecería en 1660 y Colonna regresará a Italia dos años después, por lo que la realización correría a cargo de otros artistas . Francesco Rizi (1614-1685) y Juan Carreño de Miranda (1614-1685) se encargarían de la cúpula , mientras que el resto de pinturas murales serían obra de Luca Giordano (1634-1705) . Así, quedarían finalizadas las pinturas, sesenta y ocho años después de la construcción del edificio. Posteriormente, las únicas modificaciones que caben destacar son las intervenciones de finales del siglo xix y otras restauraciones a lo largo del siglo xx . Por otra, parte, en lo tocante a la técnica, debe señalarse que todas las pinturas del templo están realizadas al fresco.
Los muros curvos de la iglesia fueron decorados por Luca Giordano, que pintó al fresco varios milagros del Santo, como El milagro de la mula o San Antonio curando la pierna que un joven había perdido al dar una patada a su madre, y una serie de santos reyes entre los que se encuentran el emperador Enrique II de Alemania, Luis IX de Francia y San Esteban de Hungría. Además, se encuentran retratos de santos hispanos, San Hermenegildo y San Fernando (Fernando III de Castilla). Los seis altares, situados en arcos-hornacina de medio punto, fueron realizados por varios artistas como el propio Giordano, autor del situado a la derecha del principal, dedicado al Calvario; Eugenio Cajés pintó el de Santa Engracia. El vizcaíno Nicolás de la Cuadra pintó en 1702 los retratos de los reyes, desde Felipe III a Felipe V más las reinas María Ana de Neoburgo y María Luisa Gabriela de Saboya, situados sobre las hornacinas de los altares en barrocos marcos ovales, retratos anteriormente atribuidos a Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia, quien pudiera ser autor del retrato de la reina Mariana de Austria.»

fuente: wikipedia

Galería.

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