
En el nº1 de la Plaza Mayor de Murcia se ubica este restaurante de larga tradición. Es uno de esos sitios que se ha ganado con la calidad y el trabajo que ahora está siempre lleno.

Mucha importancia tiene la calidad de la materia prima, pero también el buen hacer de quien allí trabaja.
En este tiempo aún templado (en Murcia tan caluroso como en otras zonas en plena canícula), es muy agradable cenar al aire libre. En el Amarre tienen una grandísima y espaciosa terraza en los soportales de la Plaza Mayor que, también en invierno, puedes disfrutar porque la cierran para evitar el frio y las inclemencias del tiempo que, seamos realistas, en Murcia son pocas. Pero, hay que decirlo.

Empezamos con un manzanilla fresquito muy agradable y pedimos unos caballitos para comparar. Pinchados en un palito, como si fuera una piruleta, muy buena presentación y muy buen sabor. Buena la gamba y bueno el rebozado. Pero, me han gustado más las del Real Club Taurino de Murcia.

Hemos seguido con unas croquetas de gamba roja. Me ha pasado lo mismo. Me ha gustado, pero no me ha impresionado. La presentación, muy buena. Pero, un poco flojas de sabor.

El siguiente plato han sido unas quisquillas de Santa Pola. Excelentes. La quisquilla es un marisco del tipo de la gamba y el langostino, pero más fino. Su carne es más delicada y su sabor inconfundible. Aunque hay mucha gente que no identifica bien este marisco y suele confundirlo con el camarón (camarón de la ría gallego).
En este caso debo decir que sí. Esto sí me ha impresionado: muy bueno el producto, muy bien cocidas (las quisquillas sólo se hacen cocidas, nunca a la plancha porque se pasan con mucha facilidad), muy enfriadas, muy bien presentadas.

Impresionante también nuestro plato final: tartar de atún rojo de almadraba amarrado con huevas. De locura. Muy bien presentado. Muy bien aderezado… Muy bien de todo.
Este restaurante tiene también una muy buena y larga barra en la que hoy no había nadie. Todo el mundo fuera.
Os lo recomiendo.
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