Contexto histórico y propósito

La construcción de la Mezquita de Hassan II fue un proyecto emblemático impulsado por el rey Hassan II de Marruecos, cuya intención era otorgar a Casablanca un monumento espiritual de referencia nacional y global. Inspirado por el versículo coránico que menciona que “el trono de Dios estaba sobre el agua”, el monarca decidió erigir la mezquita sobre una plataforma artificial en el océano Atlántico.

La primera piedra fue colocada el 11 de julio de 1986, y la inauguración tuvo lugar el 30 de agosto de 1993, coincidiendo con la festividad del nacimiento del profeta Mahoma. Se estima que la construcción involucró entre 11 000 y 12 500 obreros y artesanos, y requirió entre 50 y 80 millones de horas de trabajo.

Dimensiones, capacidades y equipamiento tecnológico
- Superficie total del complejo: más de 9 hectáreas, incluyendo la sala de oración, espacios exteriores y anexos como madrassa (o medersa), biblioteca pública, hammam y espacios verdes.

- Sala de oración: capacidad interior para 25 000 fieles, y una explanada exterior que puede recibir 80 000 más.

- Minarete: alcanza los 210 metros, siendo el más alto del mundo al inaugurarse; actualmente sigue entre los primeros. En su cima, una luz láser apunta hacia La Meca, visible a kilómetros de distancia.

El coste estimado del proyecto osciló entre 400 y 700 millones de dólares.
Compendio de artesanía y materiales locales
La mezquita se erige como una grandiosa obra de arte tradicional:
- Materiales de origen marroquí: mármol de Agadir, cedro del Medio Atlas, granito de Tafraoute.
- Detalles en zellige, estucos tallados, caligrafía árabe y madera trabajada a mano.

- Más de 53 000 m² de madera tallada, 10 000 m² de mosaicos zellige, 300 000 azulejos de aluminio fundido y hasta 50 hectáreas de mármol y granito.

- Dentro del templo, se encuentran 50 candelabros de cristal, incluyendo 8 de Murano de hasta 1 200 kg, 6 metros de diámetro y una ornamentación monumental.
Innovación técnica y confort

Además de su grandiosidad arquitectónica, la mezquita incorporó tecnología avanzada:

- Techo retráctil: de unos 3 400 m², se abre en solo 5 minutos, facilitando la conexión con el cielo.

- Sistema antisísmico: incluyendo juntas de dilatación para asegurar resistencia estructural.

- Suelo radiante: calefactado para comodidad en climas fríos.

- Sala de abluciones subterránea: 41 fuentes, 600 grifos y revestimientos de estuco y zellige.

- Elevador hasta la cima del minarete: acceso rápido en aproximadamente 1 minuto.
Experiencia del visitante y significado cultural

- Es la única gran mezquita del país abierta a no musulmanes, quienes pueden acceder a ella mediante visitas guiadas.

- El complejo también incluye una biblioteca pública, madrasa, museo, centro cultural y zonas ajardinadas, contribuyendo a su función educativa y cultural.

- Su belleza arquitectónica, belleza nocturna y su símbolo espiritual lo han convertido en un poderoso imán turístico y un símbolo de orgullo nacional.

La experiencia personal
Desde donde nos encontrábamos (Hotel Prince de París, bulevar de Paris, barrio Gauthier) hasta la Mezquita de Hassan II se puede ir andando en unos 30 minutos, en taxi en 5 minutos o en coche, en el mismo tiempo, pero debes contar con que debes aparcar. Hay parking junto a la mezquita, pero dependiendo del día, puede estar lleno. El taxi de ida es muy barato (puede que sea un euro), pero de vuelta, puede ser muy caro porque hay muchos taxistas que apagan el taxímetro y te piden precios absurdos, a sabiendas de que tienes que darte una buena caminata y pasar mucho calor en ocasiones para volver a los barrios céntricos.

Pero, llegados a la explanada de la mezquita (que te parece que estás cerca, pero en realidad no tanto) observas una construcción realmente bonita. Aún no eres consciente de las magnitudes del edificio y sus aledaños.

Comienzas a dar la vuelta por uno de los costados para entrar al recinto y empiezas a darte cuenta del tamaño de lo que vas a ver en pocos minutos.

Cuando llegas a la entrada te agrupan para pasar un grupo de personas al mismo tiempo. La visita es guiada y hay guías en diversos idiomas.

Desde la entrada al recinto hasta la entrada al templo hay una buena caminata que no hace más que confirmar que estás ante un edificio colosal. Llegas a la puerta para visitantes (hay horario para visitantes y horario de rezo para los fieles) y haces cola hasta que llega el número de personas que consideran adecuado y te dan entrada.

Nada más entrar, tienes una zona para sentarte y descalzarte, algo absolutamente obligatorio. Algo de lo que no te quejarás porque tienes unas zonas de paso sobre unas magníficas alfombras que te descansan los pies (extremadamente limpias y cuidadas).

En seguida, ves un cartel que convoca los visitantes de habla hispana y aparece un guía que comienza a hablar sobre todos esos datos que he descrito más arriba.

Si el exterior es impresionante, el interior es realmente magnífico. No puedes más que disfrutar de una obra como pocas en el mundo.

Después de un recorrido por la zona de rezo de los hombres y contemplando en alto -separadas- la zona de rezo de las mujeres, vas a parar a otro punto con asientos para que te calces nuevamente, porque vamos a pasar a la zona de las abluciones, donde ya no es necesario ir descalzo.

Bajas al sótano del templo y lo que ves es casi tan grandioso como la parte principal del templo (zona de rezo). Es soberbio.

Resumen
La Mezquita de Hassan II se erige como un testimonio sobresaliente de la habilidad artesanal marroquí, combinada con innovación técnica, profunda religiosidad y visión nacional.

Es una obra monumental que dignifica la modernidad sin olvidar la tradición, y ofrece a visitantes y creyentes una experiencia de admiración, espiritualidad y aprendizaje cultural imborrable.

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