Una de esas cosas que tiene tradición en Madrid y -yo diría- en toda España, es el aperitivo. Especialmente sábados o domingos (o los dos).
Unas cervecitas o unos vinitos blancos acompañados de algo de marisco, hueva, mojama… Esas cosas -como diría un buen amigo- bonitas y españolas. Que nos hacen felices por un rato y nos hacen sentir que se puede ser feliz, aunque sólo fuera en fin de semana.
Uno de esos sitios recomendables a tal efecto en Madrid es El Cantábrico, un bar-marisquería situado en la calle de Padilla nº 39, barrio de Salamanca.

Es curioso porque a quien le preguntes, te dice que no hay un solo camarero simpático en este bar. Pero, bueno, tampoco son antipáticos y son muy atentos y serviciales. Es decir, lo que toda la vida se ha dicho: una persona «en su sitio».
Ahora bien, a parte de esas virtudes inmutables, hay que reconocer que la cerveza de grifo la tiran muy bien. Espuma tipo nata montada. Como debe ser.

Me dicen que los tintos de verano los hacen muy bien también.
De entre la amplia variedad de cosas que tienen en la carta, yo, de entrada para la primera caña o doble, me gusta pedir una de boquerones en vinagre. Muy buenos.
Además, antes de pasar a mayores debo recomendaros la mojama y hueva de maruca (atlántica). Lo ponen como papel de fumar, pero están realmente exquisitas. Y, claro, siempre acompañadas de almendras. Para que no se te vaya a quedar nada pegado en las muelas.

Pero, si hay algo que me gusta muchísimo, son las gambas blancas de Huelva cocidas. Estos señores saben cocer las gambas a la perfección, por tanto: perfectas. Se pueden hacer iguales, pero, dudo que mejores.

No es un sitio barato, como se puede imaginar. Pero…yo (y tú) lo valgo.
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