
Es complicado hacer este post. Sobre todo porque en La Venencia no les gusta que se saquen fotos (aunque alguna he sacado). No les gustan los blogs, ni que se hable de ellos, ni, mucho menos, los videos en Youtube.

Yo entiendo sus motivos: dicen, entre otras cosas, que, con la masificación turística se puede llenar e, incluso, saturar de «guiris»; que se desvirtúa el espíritu original de taberna tradicional; que, con tanta gente (incluso si no son «guiris»), el servicio deja de ser como siempre. Lo entiendo todo.

Pero, yo tengo este blog para informar. Y, como he dicho desde el primer día, sólo hablo de lo que me gusta. Cuando no me gusta, no pierdo el tiempo haciendo una crítica negativa, aunque hay quien piensa -no sin razón- que esas críticas negativas ayudan al lector a no aventurarse hacia un establecimiento que le va a hacer pasar un mal rato. Pero yo, simplemente, no quiero hablar mal aunque algún sitio lo merezca sobradamente.

La cuenta, a la vista siempre. Con tiza sobre la barra.
Supongo que, sobre La Venencia, se podrán decir muchas cosas más de las que voy a decir, pero, no quiero incomodar a nadie. Seré breve.

La Venencia es uno de los bares más antiguos de Madrid. Está especializado en vinos de Andalucía y en una serie de tapas y raciones de productos de alta calidad, dentro de un local histórico que no ha cambiado nada en muchas décadas. Así, mientras te tomas una manzanilla buenísima con un plato de hueva y mojama, puedes observar las vetustas paredes que te rodean como abrazándote.

Las personas que regentan el local son parcas en palabras, efectivos en el servicio y, a veces, sonríen. No aceptan propinas, no aceptan reservas, no quieren fotos…Pero es una maravilla visitar este bar.
Por eso, no me queda más remedio que informar. Éste es uno de esos sitios legendarios de Madrid. Si no lo conoces, estás obligado a ir.
¡Ah! Se me olvidaba: está en la calle de Echegaray.
0 comentarios