Cervecería Thomas, Madrid. Cocina alemana interpretada con el gusto extremeño.

Se estableció la Cervecería Thomas en 1990, como se puede ver en uno de sus carteles de la fachada. Aunque cambió de dueño alemán a dueño español hace años, no…...

Se estableció la Cervecería Thomas en 1990, como se puede ver en uno de sus carteles de la fachada.

Aunque cambió de dueño alemán a dueño español hace años, no ha cambiado en exceso su aspecto, un tanto germánico (por no decir nada) ni su fachada.

Según me cuentan unos amigos que conocen el establecimiento desde la época del dueño alemán (Thomas, imagino), no ha cambiado prácticamente nada.

Su parte de cervecería mantiene el mismo aspecto y una amplia carta de cervezas, acompañada de una muy buena carta de vinos españoles. Alguno de Ribera muy bueno y alguno de Andalucía -tinto- sorpresivamente bueno también. Y, esto último no lo digo porque sea una sorpresa que hay muy buenos vinos andaluces, sino porque no es habitual tenerlos a disposición en los bares de Madrid (claro, no me refiero a los vinos de Jerez, Moriles, Montillas y demás, sino a los tintos de mesa).

Tras esperar unos minutos nuestra mesa con cervezas y alguna copa de vino, pasamos a la escueta zona de comedor.

Allí nos esperaban delicias de diverso origen. Unos platos de tomates (azules de Almería) cortados en rodajas y aderezados con un exquisito aceite de oliva virgen extra, con cebollita tierna cortada muy fina, con un sabor que me recordaba a los tomates recién cogidos de la huerta de Murcia. Es decir, tomates de verdad, no de invernadero.

Le siguió un variado de salchichas alemanas de diversos tipos (frankfurt, brattwurst, etc.) cortadas en rodajas y acompañadas de mostazas en grano, de Dijon o con miel. Sabrosísimas las salchichas.

Unas anchoas ahumadas excelentes. No sé si de origen alemán (suelen ser más bien arenques), pero desde luego no extremeño. Creo que eran del mar Cantábrico. En definitiva, muy buenas.

Seguimos con platos de mar: un estupendo tataki de atún rojo del Mediterráneo.

Y, pasamos al plato principal: el codillo. O mejor dicho, los codillos, porque realmente pedimos codillo cocido y codillo asado.

Cualquiera de los dos estaba muy bueno. Más suave el codillo cocido. Más meloso en codillo asado. Dos elecciones acertadas.

Y siempre acompañados de chucrut y puré de patata, para que no perdamos el horizonte.

En los postres tomamos brownies de chocolate puro estupendos, tarta de queso, de las que compiten y una tarta de Santiago muy especial. Buenísima.

El precio, también bueno: 35€ por persona.

La Cervecería Thomas está ubicada en la calle Rufino Blanco nº8, barrio de Salamanca, Madrid.

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