Cocina peruana de fusión, sin peros.
En la calle Conde de Aranda nº4 se sitúa este bonito y moderno restaurante cuya base es la cocina peruana. Hace unos días tuve la suerte de poder comer en este establecimiento, donde sólo puedo decir -antes de describir- que es perfecto.
La atención de su maître en justa medida, ni corta, ni excesiva. Los tiempos de espera cortos, tanto para primeros platos como para los siguientes. La mesa muy bien montada y servida. Unos bonitos cubiertos.

Mientras esperábamos, unos estupendos (de los mejores que he probado en Madrid) pisco sours (pisco sauer en la calle). Una mantequilla especiada y una salsa de ají deliciosa para ir mojando con unos riquísimos panes de patata.

Entre los platos que pedimos, los primeros fueron un ceviche clásico y un ceviche verde de corvina salvaje. En honor a la verdad, tengo que decir que el ceviche clásico estaba muy bueno, pero no es de los mejores que he comido. En cambio, el ceviche verde me pareció estupendo. Lo recomiendo. En ambos casos el marinado de la corvina es buenísimo, pero prefiero el verde.

Ceviche clásico.

Ceviche verde de corvina.
Pero, es en los segundos donde he encontrado las mayores sorpresas.
Un lomo saltado, plato típico peruano que se puede hacer de muchas formas. Pero aquí lo hacen con el mejor lomo de vacuno y unas papas andinas sabrosísimas.

Lomo saltado.
Seco de asado de tira de angus, cocido a baja temperatura, con sabores norteños, texturas de pallares y arroz arvejado. Sencillamente, una maravilla.

Arroz con pato.
Arroz con pato. Un arroz meloso con maigret de pato ahumado con crema de rocoto y huevos fritos de codorniz. Delicioso.
Arroz chaufa de pollo marinado. Una receta muy habitual de la cocina peruana que, en este caso, debo decir que es de los más sabrosos que he probado.
Pasemos a los postres. Sólo elegimos dos al centro de la mesa en la que comíamos seis. La causa era simple: estábamos llenos. Nuestra elección fue «chocolúcuma» y «tarta de chirimoya by Quispe«. Ambos postres, abundantes. Pudimos degustarlos las seis personas y, especialmente el primero más que suficiente. Los dos estaban al mismo alto nivel que el resto de los platos degustados. Pero, personalmente, me quedo con la o el chocolúcuma.
La lúcuma es una fruta de Perú muy gustosa con la que elaboran un helado sobre una base (creo) de galleta de chocolate y después adornan con diferentes texturas de chocolate.
Me parece que el restaurante Quispe es uno de esos que no te puedes perder, porque, además de tener una buena cocina, buena mesa, buena atención, también tiene una cuenta al final bastante razonable.
Referencia: seis personas con todo lo dicho, más bebidas y cafés, 305€.
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